De todos los que estén concursando a participar en el taller de crónica, estoy segura que yo soy la que tiene una intención menos altruista al momento de pedir que la acepten. No pretendo cambiar el mundo con una crónica y tampoco espero poder aprender a escribirlas para escribir un libro y con él alimentar a los japoneses contaminados con radiación –ahora que precisamente el tema está de moda.
La verdad es que esta periodista de 26 años, trabajadora de lunes a viernes en una página de internet llamada Terra Colombia, quiere volver a escribir como lo hacía antes de Twitter.
Esos 140 caracteres arruinaron la forma tan dulce y graciosa que tenía de escribir –según el criterio de nadie, eso me lo estoy inventado yo-. Mi blog (ojeadasinversas.blogspot.com) fue invitado por ElTiempo.com y Terra.com.co a ser abierto en sus respectivos portales, pero de un tiempo para acá todo me sale en frases cortas y no he podido enviarles un post como para que ellos sientan orgullo de su nueva bloguera.
Tampoco es que esté muriendo por tener mi blog ahí. Yo realmente quiero estar en este taller porque tengo la sospecha de que puedo ser buena escribiendo crónica, haciendo un libro o haciendo sólo crónicas, publicándolas o guardándolas, pero buena a fin de cuentas.
Nací en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, el 26 de noviembre de 1984. Cuando nací, Santa Rosa no era el municipio con el chorizo más grande del mundo, como es ahora. Y con la primera frase de este párrafo ya dije una mentira. Yo no nací ahí, nací en Pereira ese día a las 7:45 de la mañana y unas tres horas después ya estaba en Santa Rosa, lo que técnicamente me hace más santarrosana que pereirana.
Estudié periodismo en la Universidad Católica de Pereira y me gradué en el 2009, atrasada un semestre porque por estar trabajando en ElEspectador.com no pude entregar mi trabajo de grado a tiempo. Al menos esa es la versión oficial.
Después de trabajar un año y medio ahí, fui despedida por recorte de personal y pasé a trabajar a El Periódico de los Colombianos, donde hice periodismo político como por otro año y medio y me fui a Colprensa, a cubrir Fiscalía.
Terminé en Terra porque me llamaron y siempre había querido trabajar ahí. Soy feliz, tengo dos perros, un (ex) novio ido a Buenos Aires, otro más en Pereira y nada de vergüenza al aceptar que no tengo mentón (y sí muchos cachetes).
** Me avergüenza un poco decir que con este texto logré pasar un filtro de 500 personas y ser una de las 20 admitidas en el Taller de Crónica de la Secretaría de Cultura, con Marta Ruiz. A ella le parece chistoso, a mí me da pena, pero si yo no me burlo de mí, ¿quién más lo va a hacer? Por eso decidí publicarlo.
Ah, qué presumida, je. 500 personas son 500 crónicas enviadas para entrar al taller.
ResponderEliminar