Katherine no conoce la vergüenza, la desidia, el decoro, la mojigatería y el achante

lunes, 18 de enero de 2010

Busco héroe macabro

El tipo andaba con toda tranquilidad por el Urabá antioqueño. Se codeaba con los grandes terratenientes de la zona, y le hacía el quite a las autoridades mientras tomaba limonada en medio de las bananeras, casi muerto de la risa.

Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, fue mi héroe macabro desde que apareció en el país la tal Ley de Justicia y Paz. Contoneó su voluptuoso abdomen durante meses mientras el Ministro de Defensa y las Fuerzas Militares se mordían las uñas de la rabia, con ganas de verlo extraditado como a los otros jefes ‘paras’.

Cuando fue capturado, hace casi un año, se me apachurró el corazón. Que es un asesino, sí; que es un hijo de su madre, sí; pero también era mi héroe macabro, y con su captura, la plaza quedó en el limbo.

La cuota de maldad en mi vida me tocaba llenarla con lo que fuera. Pasé meses tratando de admirar la inteligencia retorcida de algún asesino, buscando en los periódicos a delincuentes capaces de despertarme deseos de fuga. Pero nada.

Finalmente me rendí. Asumí que ya no llegaría a mi vida ese impulsor de maldad reprimida, y pasé unos cuantos meses planos, siendo feliz como una buena persona, saludando por las mañanas a los vecinos y aspirando hacer voluntariado en alguna fundación que me ayudara con la catarsis.

Hasta que apareció él a finales de septiembre. El ‘Fugitivo de Facebook’, un británico que se escapó de la Cárcel Scotland Yard, casi ante los ojos incrédulos de toda Inglaterra. Craig "Lazie" Lynch, de 28 años, no sólo se volvió en mi héroe macabro al escaparse de esa popular prisión, sino que conmocionó a todo el mundo con sus mensajes a través de la red social burlándose de las autoridades que pasaban cerca de él pero no lograban capturarlo.

Volvió la sangre a mi vida. Me sentí contenta otra vez a través de Lynch: sus escapadas, ironía y cinismo me llenaron de felicidad; a fin de cuentas su forma de actuar jamás será algo que yo pueda hacer. Yo nací para ser una buena persona, las autoridades no me señalarán como la más buscada, ni el mundo respirará más tranquilo después de mi captura, pero Lynch...

La costumbre de tener héroes que no lo son nació a principios de los 90, cuando el Chapulín Colorado se convirtió en el ser fantástico que más amé durante mi infancia. La Mujer Maravilla, Superman, Batman, todos eran unos completos pendejos al lado del mexicano más torpe de la historia. Esa capacidad suya de hacer las cosas al revés, me enamoró.

Es por eso que ahora, casi una década después de que dejé de verlo, puedo decir que los héroes reales de la calaña de los bomberos de Bogotá, los rescatistas internacionales en Haití o los misioneros en África, me parecen gente común y corriente, como yo: nada para admirar.

Capturado Lynch la plaza quedó disponible y aunque hay varios postulados para ganarse mi admiración, suplico ayuda, pues espero no caer tan bajo como para tener que hacerle un altar a algún exministro, procurador o funcionario público.

Sin embargo, ante este panorama desolador, no puedo prometer nada.

1 comentario:

  1. Me gusto su texto, Heroe macabro, me parece muy bueno, sigo siendo uno de sus seguidores...

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