El día que cumplí dos años en Bogotá me sentí exactamente igual al día que conocí a Leonardo Rodríguez, en ElEspectador.com.
Sin saberlo, justo en el momento en que estaba yo recordando ese desasosiego estomacal por la nueva vida que estaba a punto de empezar y por saber que me alejaba del hombre que sentía -hasta ese día, hasta dos años después- como el amor de mi vida, estaba ya él a 6 mil kilómetros de distancia, tomándose su primera foto en el obelisco, con la misma cámara fotográfica que nos había eternizado en el Nevado del Cocuy, en el del Ruiz, en Acandí y la Guajira (en la foto).
Ese día, cuando estaba yo cumpliendo dos años de vivir en Bogotá, me di cuenta de lo que sería mi futuro: Amelia, para mi infinita desgracia, no sería Amelia Castaño.
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