Katherine no conoce la vergüenza, la desidia, el decoro, la mojigatería y el achante

jueves, 17 de junio de 2010

Un país con bobera*


Por John Garzón

Hace unos días The New York Times publicó un nutrido reportaje sobre la ‘bobera’ que padecen los naturales de Yarumal, Angostura y veredales aledaños, en Antioquia. Así se refieren los nativos de la zona a los familiares y amigos que entre los 30 y 40 años de edad pierden la memoria y otras facultades cognitivas.

La investigación cuenta que estos pobladores tienen potenciado un gen que propicia el mal de Alzheimer, gen que paradójicamente también ayuda a la investigación de una posible cura para este padecimiento.

Sin embargo, según datos más recientes, la enfermedad degenerativa se ha disparado con alcances pandémicos no sólo en la región andina, donde inexplicablemente hay una cantidad alarmante de portadores, sino también en la Costa Atlántica y en el occidente del país, casi toda la geografía nacional. Y aunque las autoridades competentes han ocultado información al respecto, por temor a una histeria colectiva, en los últimos días se ha hecho más evidente el daño en la población.

El síntoma más claro del padecimiento es el apoyo masivo, que se palpa en las calles, a Juan Manuel Santos para que suceda a Álvaro Uribe en la Casa de Nariño. Muchos son reticentes a esta idea, pero la mayoría, el vox populi, cree en él como el heredero al trono del Emperador del Uberrimo, como él más indicado para llevar las riendas del país igual que el jinete anterior, bajo la consigna de la Unidad Nacional.

El desvarío es claro. No es normal y de gente sana olvidar que el dos por mil, que seguramente llegará a ser un cinco por mil, se dio cuando Juan Manuel era Ministro de Hacienda y Crédito Público en el gobierno de Andrés Pastrana. Como tampoco es de cuerdos elegir como mandatario a un indefinido político que desde su militancia en el Partido Liberal hasta el personalista conglomerado de La U, deja ver su incoherencia ideológica.

Pero el diagnóstico se pude calificar de demencial teniendo en cuenta que además está embolatada la memoria de corto plazo. Los gastados falsos positivos -que precisamente no olvidan los familiares de los estudiantes, albañiles y jugadores de ‘micro’ muertos en combate- y el irrespeto a la soberanía de países vecinos, son temas que el grueso de los enfermos de Colombia recuerdan vagamente o prefieren evitar.

Todo el territorio nacional tiene brotes de esta ‘bobera’, sin distinción de clase social o edad, con casos extremos en las provincias y ciudades pequeñas donde se encuentran los porcentajes más altos de adeptos al ex Ministro de Defensa, el mismo que volvió la seguridad una necesidad superior a otras como la salud y la educación, y que es la opción para que los patrones de las fincas sigan viajando por carreteras seguras.

Con este panorama y desde esta columna lo que busco es llamara la atención a la organización Mundial de la Salud y a todos los organismos internacionales para que atiendan este grave caso de desmemoria colectiva y al menos sea conocido en otras esferas para que no se repita, porque a estos enfermos no les queda otro camino que al sanatorio.

*Publicado en El Periódico bajo el título 'Un pueblo con Alzheimer'

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